sábado, 29 de septiembre de 2012

Santa Faustina Kowalska


A esta santa polaca (1905-1938) propagadora de la devoción a al Divina Misericordia no le fue extraño el don de profecía que le permitía ver con claridad el futuro de las almas y de los acontecimientos. Anunció ocho años antes de su comienzo la última guerra mundial (1939-1945) y que sería larga, y que Varsovia sería bombardeada, y el año y día de su muerte.
Escribe esto- le dijo un día Nuestro Señor-:
 antes de venir como Justo Juez, vendré primero como Rey de Misericordia. Precediendo al día de la Justicia, habrá una señal en el cielo, dada a los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la tierra. Entonces aparecerá venida del cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y pies saldrán luces que iluminarán la tierra por un momento. Esto será poco tiempo antes del último día. “Quiero a Polonia- le dijo otro día- de una manera especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, de ella saltará la chispa que preparará al mundo a mi última venida”[1].
Esa chispa que saldría de Polonia era el Papa Juan Pablo II, que ha tenido un larguísimo pontificado lleno de frutos de santidad.
El santo Pontífice Juan Pablo II, ha preparado ya al mundo para la segunda venida del Señor. En medio del temporal que azota la Barca de Pedro ha conducido a la Iglesia hacia las dos columnas de salvación: la Virgen y la Eucaristía. Su última obra es reveladora: Vamos, levantaos ya... Ya ha llegado el tiempo de la prueba, de la gran Tribulación a que será sometido el nuevo Pontífice, la Iglesia y sus hijos. Se acerca la hora de las tinieblas.
En 1935 tuvo la Santa una aparición que le atemorizó mucho. Vio un ángel como ejecutor de la justicia de Dios. En sus manos tenía truenos y relámpagos...Cuando Santa Faustina vio las señales de  la ira divina con las cuales cierto país de la tierra sería castigado especialmente, imploraba misericordia al ángel, pero notó enseguida que sus plegarias eran impotentes contra la ira de Dios... En el mismo momento vio a la Santísima Trinidad, que irradiaba majestad  y santidad incomprensibles. Al mismo tiempo oyó interiormente palabras con las cuales empezó a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh milagro! El ángel era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el justo castigo. Las palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran las siguientes:
Padre eterno, yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su pasión dolorosa, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.
En 1936, el día 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, se le apareció la Santísima Virgen María y le dijo estas palabras:
 “Yo di al mundo al Redentor y tu tienes que hablarle al mundo de su Misericordia y prepararlo para su segunda venida. Vendrá no como Redentor Misericordioso sino como Justo Juez.
Este día tan terrible vendrá; será el día de la Justicia, el día de la Ira de Dios... Los ángeles tiemblan al pensar en este día... Habla a las almas de la gran Misericordia de Dios, mientras hay tiempo.
Si te quedas en silencio ahora, serás responsable de la perdida de un gran número de almas en aquel día terrible. “No tengas miedo y se fiel hasta el fin.  


[1] Sor Faustina, apóstol de la Misericordia Divina, Madrid 1975

La Virgen de la Paz llora sangre en manos del obispo. CIVITAVECCHIA. 1995


En la diócesis mas pequeña de Italia (Civitavecchia), y la parroquia mas pequeña (San Agustín) de la diócesis, a una pequeña familia, al miembro mas pequeño de la familia, la Virgen visita. 

¿Cómo ocurrieron los hechos?:
El Padre Pablo, párroco nativo de España, le trajo a la familia una estatua de la Virgen de la Paz de Medjugorje. Es una pequeña estatua muy corriente, de esas que se venden a miles en las tiendecitas de Medjugorje. La familia la puso en el jardín.
El 2 de febrero, de 1995, cuando la familia se preparaba para ir a Misa, la niña más chica tardaba. De repente viene muy emocionada diciendo que la Virgen lloraba... sangre.  Los padres no lo creían y no podían comprender.  Pero al investigar vieron la sangre que corría por las mejillas de la estatua.
Enseguida la llevaron al párroco quién se quedó desconcertado. Conocía bien que la familia es digna de credibilidad pero los acontecimientos requerían mucha prudencia y objetividad. Podía ser la obra de un bromista que se aprovechaba de ésta buena familia.
La estatua fue sometida a varios estudios de laboratorio y no encontraron la razón de las lágrimas. Pudieron constatar que la sangre es de un ser humano. En algunas pruebas indica ser sangre de mujer, en otras de hombre. Todos los hombres de la familia fueron sometidos a prueba. La sangre no venía de ninguno de ellos.
La estatua es entregada al obispo, Monseñor Grillo, quién ya estaba preocupado porque la noticia del milagro se propagó por el mundo entero sin que ni el párroco, ni la familia le hiciesen propaganda. 
Un día, hablando de lo que ocurría con su propia familia, el obispo sacó la estatua y con asombro vio que comenzaba a llorar sangre en ese momento, ante sus propios ojos...
En el segundo aniversario de la lagrimación Monseñor Grillo dijo: - "Es un evento racionalmente inexplicable. Es claro que ha sucedido algo de irracional entre mis manos. Me haré matar pero repetiré siempre lo que vi. y lo que sucedió entre mis manos" 
En la actualidad la estatua se encuentra en la iglesia parroquial de San Agustín, en Pantano, cerca de la ciudad de Civitavecchia. No muestra rastros de la sangre, quizás porque la Virgen no quiere convertirse en un espectáculo para curiosos.  
La Virgen ha concedido muchas sanaciones milagrosas.
¿Por qué lloró la Virgen?  -Podemos pensar que la Virgen, siendo madre, llora por la condición de sus hijos en la tierra. Al ver como vamos a la deriva por el camino ancho.  La Madre ya no sabe que hacer para advertirnos, para atraernos, aunque sea con sus lágrimas para que tomemos en serio la seriedad que es la vida y la obediencia al Señor. 
Esto ocurrió 14 años después de la primera aparición de Medjugorje (de donde procede la estatua).  14 son las estaciones del Vía Crucis; 14 fueron las veces que esta estatua lloró. María, como corredentora, llora al pié de la cruz y manifiesta sus lágrimas a sus hijos.  Quién ama llora al ver la necesidad del amado.  Nadie, solo Dios, nos ama más que la Santísima Virgen Maria
Diócesis italiana reconoce milagro de imagen que lloró sangre hace 10 años
ROMA.-El diario italiano Corriere della Sera informó en su edición de este domingo que ha tenido acceso a un dossier con numerosos documentos inéditos que confirma como un “verdadero milagro” el caso de la llamada “Madonnina de Civitavecchia”, una imagen de la Virgen María que lloró sangre en catorce ocasiones hace diez años.
El editorial –escrito por el prestigioso periodista católico Vittorio Messori– explica que el dossier, que será publicado en los próximos días, ratifica que “en ese rincón de la tierra se ha verificado un evento que no tiene explicación humana y que remite al misterio de lo sobrenatural”.
Messori resalta el testimonio del Obispo de Civitavecchia, Mons. Girólamo Grilli, “que pasó del más radical escepticismo a la aceptación del enigma” cuando en la mañana del 15 de marzo de 1995, mientras tenía en sus manos la estatua, de los ojos de ésta comenzó a salir sangre, que alcanzó hasta el cuello de la figura.
El dossier incluye también la documentación de todas las investigaciones realizadas, así como el informe del experto mariano Stefano De Fiores, quien afirma que “aquí está la mano de Dios”.
El caso de la Madonnina de Civitavecchia –una ciudad ubicada a 70 kilómetros al norte de Roma– saltó a la luz el 2 de febrero de 1995, cuando Jessica Gregori, una niña de cinco años, notó lágrimas de sangre en la cara de la imagen de 43 centímetros que les había traído de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina) el párroco de la iglesia local de San Agustín, el Padre Pablo Martín.
El 10 de febrero de 1995 un análisis hecho por expertos del Policlínico Gemelli de Roma señaló que se trataba de sangre humana con caracteres masculinos. La estatua fue guardada en un armario del obispado y el 15 de marzo, cuando Mons. Grilli la sacó delante de otras tres personas, la estatua volvió a derramar sangre en sus manos. En total fueron catorce veces las que la Madonnina lloró.
La imagen de yeso fue confiscada por la magistratura durante varios meses en 1995 y a mediados de ese año, tras ser levantada la confiscación, fue colocada definitivamente en la iglesia de San Agustín.

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Hemos visto los avisos que Nuestro Señor envía a sus hijos a través de sus profetas, a través de sus santos y de sus almas santas invitando a los hombres a la conversión y a la penitencia. Ante la dureza del corazón de los hombres, el Señor, envía a su Madre Santísima para avisar a sus hijos del peligro que corren por ofenderle tan gravemente y no rectificar sus conductas ante los reiterados avisos. La Virgen Santísima, ante la contumacia de sus hijos, los hombres, ya no puede ni hablar, ya lo ha dicho todo, y se limita a llorar, al igual que cualquier madre angustiada al ver perderse a sus hijos, y llora con lágrimas humanas en Siracusa y al ver que sus hijos no se conmueven ante estas lágrimas, llora con lágrimas de sangre en Civitavecchia pues ya no puede sostener el brazo airado de su Hijo y teme, como buena madre, el castigo que sus hijos los hombres se han merecido. La Madre del Cielo enseña a las madres de la tierra el gran arma de las madres: las lágrimas. En esta época la Virgen parece pedir a las madres cristianas que como nuevas Santa Mónica, lloren por la salvación de sus hijos y lloren hasta que consigan su conversión y se salven antes que su perdición sea definitiva e irremediable.
En esta etapa de la Historia de Injusticia, el clamor de los pecados de la humanidad llega al cielo pidiendo al Altísimo justicia. La sangre derramada de millones de niños asesinados en el seno de sus madres, clama venganza y justicia del cielo. Las terribles desigualdades sociales exige justicia y reparación. La Madre ya no hace otra cosa que llorar y llora sangre. Pero la misericordia de Dios es infinita. Ha dado su vida por redimir al hombre y en su misericordia da al hombre una última oportunidad: que el hombre implore y se acoja a su infinita misericordia. La devoción a la Divina Misericordia la propagó la religiosa polaca  Santa Faustina Kowalska, canonizada por Juan Pablo II.

La Virgen llora en Siracusa


Siracusa es una de las poblaciones más bonitas de la isla de Sicilia. En el año 1953 acontecía en ella un suceso maravilloso y altamente significativo. Allí vivía un matrimonio formado por Antonia Giusto y Angel  Ianusso, gente de humilde condición agravada por las penurias de la posguerra. Antonia había quedado embarazada, y el embarazo se complicaba con ataques epilépticos y dolores especiales. La pobre gestante se halla abatida y recurría con frecuencia a la oración ante una Madona de terracota, que había recibido de regalo el día de su boda. La imagen representaba a la Dolorosa y había sido adquirida en un bazar cualquiera por tres mil quinientas liras. Los médicos han diagnosticado la dolencia como una toxicosis de gestación, que obliga a la pobre enferma a permanecer horas y horas inmóvil y con fuertes dolores, que solo supera amparada en la firmeza de  su fe. Pero su esposo es escéptico y no practica la religión. Ha salido para ir a su trabajo el día 29 de agosto. Se despide de su mujer, que queda sufriendo los terribles ataques epilépticos que le angustian.

Antonia, entre las angustias de los espasmos que padece, eleva su plegaria a la Madona querida, que allí desde aquel retablo de escayola la contempla impasible. ¿Pero que es lo que ocurre? Gracia, le dice a su cuñada, que está atendiéndola a su lado-, ¿no ves? La Virgen está sudando. Su cuñada se aproxima a la imagen y responde: Antonia, no es que suda, es que llora...
Y entonces vio a la Virgen que lloraba, que lloraba de verdad, y las lágrimas le goteaban de los ojos....¡ María protege mis espasmos!, grita la enferma. Y las lágrimas continúan manando sin cesar, y se humedece la almohada, y se humedece el pañuelo con el que quieren enjugar aquellas lágrimas que discurren silenciosas hasta llenar el cuenco que forma la mano de la Virgen junto a su corazón. Y así pasaron varias horas, sin saber que hacerse con aquella imagen milagrosa, hasta que a alguien se le ocurrió avisar a la policía. Y la policía  pudo comprobar, sin género ninguno de duda, que aquella imagen lloraba. Y vuelto el marido del trabajo, pudo igualmente constatar que era un auténtico milagro y que la gracia del Señor se había aposentado en su humilde mansión. Y ante el  Comisario, brigadier Ferrigno, y ante miles y miles de curioso, y ante el mismo Sr. Párroco, D. José Bruno, la Virgen sigue llorando lágrimas, que, analizadas concienzudamente y con todas las garantías científicas, resultan lágrimas auténticamente humanas. Y cuatro doctores en un informe oficial extenso atestiguan que el aspecto, la alcalinidad y la composición indican que el líquido examinado es de análoga composición a la secreción lacrimal humana.

Posteriormente, el portento tuvo repercusiones maravillosas en curaciones inexplicables que se obtuvieron al contacto con algodones tocados o empapados en aquéllas benditas lágrimas. Cuatro días duró la lacrimación de la imagen de Nuestra Señora, atestiguada por centenares de testigos y por las declaraciones juradas de los peritos.

También la autoridad eclesiástica dio su veredicto favorable en grado sumo a la realidad del milagro.[1]



[1] Alerta, Humanidad, de Rachel Adams y Alfredo Bonicelli

Mensajes especiales de la Virgen


Además de los cinco mensajes que, como hemos dicho, son los importantes, y que la Virgen inmediatamente dio al mundo entero, a partir del primero de marzo de 1984 empezó, cada jueves, principalmente a través de la vidente Marija Pavlovic, a dar mensajes especiales a la parroquia de Medjugorje y a los peregrinos que venían. Así, la Virgen, además de los seis videntes, escoge la parroquia de Medjugorje junto con los peregrinos que acuden aquí, para ser sus colaboradores y testigos. Ello es evidente desde los primeros mensajes de los jueves, cuando dijo: "Estoy escogiendo esta parroquia de forma especial y quiero guiarla". Insistió otra vez en ello cuando dijo: " Elijo esta parroquia especialmente, ya que me es más querida que otras, y es donde vine gozosamente cuando el Todopoderoso me envió." (25 de marzo de 1985). Y da otra razón más para su elección, diciendo: "Convertíos en la parroquia, ese es mi segundo deseo. Así, todos aquellos que vengan aquí, se convertirán." (8 de marzo de 1984). "Os estoy pidiendo, especialmente a los parroquianos, que viváis mis mensajes" (16 de agosto de 1984). Lo primero de todo, los parroquianos y los peregrinos deben llegar a ser testimonio de sus apariciones, y sus mensajes, y así poderse unir con ella y los videntes en la realización de su plan de conversión del mundo y de reconciliación con Dios.
La Virgen conoce bien la debilidad por naturaleza de los parroquianos y peregrinos con los que desea colaborar en la salvación del mundo. Es consciente de la necesidad de la fuerza sobrenatural. Por ello, les conduce a la fuente de tal fuerza. Que es, antes que nada, la oración. Ardiente y continuamente nos exhorta a rezar. De toda la oración, acentúa especialmente la santa Misa (7 de marzo de 1985, 16 de mayo de 1985), y recomienda continuamente la devoción al Santísimo Sacramento (15 de marzo de l984). También anima hacia la devoción del Espíritu Santo (2 de junio de 1984, 9 de junio de 1984, 11 de abril de 1985, 23 de mayo de 1988, etc.) y la lectura de la Sagrada Escritura (8 de setiembre de 1984, 14 de febrero de 1985).

fray. Ljudevit Rupcic
Profesor de teología y traductor al croata de la Sagrada Escritura
Reside en Medjugorje

Mensaje de AYUNO


Ya en el sexto día de las apariciones, la Virgen recomendó ayunar, puesto que ayuda a la fe. Esto es, la práctica del ayuno ayuda y asegura control sobre uno mismo. Tan solo la persona que puede dominar a sí misma es verdaderamente libre, y es capaz de abandonarse a Dios y a su prójimo, como pide la fe. El ayuno le garantiza que su abandono a la fe es seguro y sincero. Le ayuda a liberarse de toda esclavitud, y especialmente de la del pecado. Quien no está en posesión de sí mismo, de alguna manera está esclavizado. Así pues, el ayuno socorre a la persona para refrenarse de buscar placeres desordenados, lo que a su vez la conduce a una vida fútil e inútil, a menudo despilfarradora de los mismos bienes, que son necesarios a los demás únicamente para la supervivencia básica.
Con el ayuno recuperamos también en nosotros el don de poder vivificar en nuestro interior el amor real para los pobres y desposeídos, lo cual, hasta un cierto punto, modera la diferencia entre ricos y pobres. Por una parte alivia las necesidades de los pobres y también cura los excesos y super-indulgencia de otros. Y a su peculiar manera, proporciona una dimensión de paz que hoy, de forma especial, está amenazada por la diferencia de ritmo de vida entre ricos y pobres (p.ej: Norte y Sur).
Para sintetizar, podemos decir que los mensajes de la Virgen subrayan que la paz es el mayor de los bienes, y que la fe, la conversión, la oración y el ayuno son los únicos medios para poder alcanzarla.
Ese mismo día, bajando del Podbrdo, la Virgen se apareció nuevamente, esta vez sólo a María, diciendo: "Paz, paz, paz y sólo paz". Detrás de ella, Marija pudo ver una cruz. Tras lo que la Virgen, con lágrimas, corroboró: "La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los pueblos!". Esto tuvo lugar hacia medio camino subiendo al lugar de las apariciones.
Una vez más, no hay nadie que pueda entender mejor la necesidad y la eficacia de la fe que la Virgen. Por eso lo acentuó en cada ocasión y encargó a los videntes que llevasen la luz de la fe a los demás. La Virgen presentó la fe como una respuesta a todo, sin importar qué cosa la gente estuviera buscando. La presentó como el requisito previo para toda oración, deseo o petición, y la relaciona con la salud, integridad y cualquier otra necesidad humana.

Para sintetizar, podemos decir que los mensajes de la Virgen subrayan que la paz es el mayor de los bienes, y que la fe, la conversión, la oración y el ayuno son los únicos medios para poder alcanzarla. 

Mensaje de ORACIÓN


Casi a diario, a partir del quinto día de las apariciones, la Virgen recomienda la oración. Ruega a cada uno que "rece sin cesar" como Cristo mismo enseñó (Marcos 9,29; Mateo 9,38; Lucas 11,5-13). Así pues, la oración estimula y fortalece nuestra fe, sin la que nuestra relación con Dios se desordena; así como la relación con cada otra persona. La oración nos recuerda incluso cuán cerca de nosotros está Dios incluso en nuestra vida diaria. Al orar, le reconocemos, le damos gracias por sus dones hacia cada uno de nosotros, y nos llenamos con una esperanzada expectación de lo que necesitamos, en particular de nuestra redención. La oración estabiliza el equilibrio del uno mismo, y nos ayuda en nuestra "ordenada relación con Dios", sin la cual es imposible mantener la paz ni con Dios ni con quienes están en nuestro alrededor.
La Palabra de Dios advierte de ella a toda persona humana, y está esperando una respuesta de esa humanidad. Es precisamente esto lo que proporciona a la oración su "justificación". Nuestra respuesta debiera ser "fe hablada", u "oración". En ésta, la fe anima, renueva, fortalece y sostiene a sí misma. A más, la oración del hombre verdaderamente conduce a dar testimonio del Evangelio, y de la existencia de Dios, y de este modo, provoca una respuesta de fe en las demás personas.

Mensaje de CONVERSIÓN


La conversión fue otro de los frecuentes mensajes de la Virgen. Esto presupone que advirtió tanto un debilitamiento cuanto una ausencia de fe en la humanidad en el día de hoy. Y sin la conversión es imposible conseguir la paz. Toda verdadera conversión comporta la purificación o limpieza del corazón (Jeremías 4,14), ya que un corazón corrupto o deteriorado es la base de unas relaciones deficientes, que a su vez conducen a un desorden social, leyes injustas, constituciones infames, etc. Sin un cambio radical del corazón, sin la conversión del corazón, no hay paz. Por ello, la Virgen sugiere continuamente la confesión frecuente. Esta petición es para todos, sin diferencia, pues "no hay ni siquiera un justo" ... "todos andan extraviados, todos están pervertidos"(Romanos 3,10.12).