El segundo de los mensajes de la Virgen es
la fe. Ya en el cuarto, quinto y sexto día de las apariciones, la Virgen
exhortó a los que estaban allí a tener una fe más fuerte. Compasiva, repitió
este mensaje muchas veces. Sin la fe no podemos llegar a la paz! Además la fe
es por sí misma la respuesta a la Palabra de Dios, que El no solamente
proclama, sino que de hecho nos la da. Al creer, aceptamos la Palabra de Dios
que, en Cristo, se hace "nuestra paz" (Efesios 2,14). Al aceptar
ésto, la persona se convierte en una nueva criatura, con una nueva vida, la de
Cristo, dentro de ella, y comparte la naturaleza de Dios (1 Pedro 1,4.23;
Efesios 2,18). Es así como la persona se asegura la paz con Dios y con los
demás.
Una vez más, no hay nadie que pueda entender
mejor la necesidad y la eficacia de la fe que la Virgen. Por eso lo acentuó en
cada ocasión y encargó a los videntes que llevasen la luz de la fe a los demás.
La Virgen presentó la fe como una respuesta a todo, sin importar qué cosa la
gente estuviera buscando. La presentó como el requisito previo para toda
oración, deseo o petición, y la relaciona con la salud, integridad y cualquier
otra necesidad humana.
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