sábado, 29 de septiembre de 2012

Fátima


Es la aparición más conocida y aprobada. Fátima, la pequeña aldea de la diócesis de Leiria, enclavada en uno de los contrafuertes de la Sierra de Aire a unos cien kilómetros al Norte de Lisboa, es  célebre por las conocidas apariciones con que la Virgen  regaló a tres humildes pastorcitos, a los cuales, precisamente por humildes, quiso hacer partícipes de sus cuitas maternales, abriéndoles los secretos de su corazón para que pudiesen orientar a los mortales en el laberinto de males y desgracias que iban a descargar sobre el mundo por su infidelidad a los llamamientos divinos.

Esto ocurría en 1917, hace poco más de 89 años. El 13 de mayo, hacia el medio día, se aparecía la Reina de los Cielos a Lucía Jacinta y Francisco, que tales eran los nombres de los tres niños privilegiados. Las apariciones continuaron el 13 de junio, el 13 de julio, el 19 de agosto, el 13 de septiembre y el 13 de octubre, en que tuvo lugar la última y la más notable por haberla acompañado un espectacular milagro del cual no fueron testigos solamente los niños, sino una inmensa muchedumbre que excedía de cincuenta mil personas que habían ido al lugar de la aparición, y también los habitantes de aquella región en un radio de entorno a los cuarenta kilómetros.

Aquí habla la Virgen y no habla solamente para los niños con quien se comunica. Habla para todos los portugueses y para todos los pueblos, porque el mensaje que trae es universal, es esencialmente ecuménico, aun cuando elige para trasmitirlo un lugar privilegiado de Portugal.

Se aparece la Santísima Virgen en 1917, cuando una de las más horrorosas tormentas que hayan sacudido al mundo, se abate sobre el suelo de Europa: la primera guerra mundial. Y se aparece en Portugal, la nación que al infierno le parece tener bien conquistada y segura a través de la Carbonaria, la Hormiga Blanca y todas las demás hijuelas de la masonería.

Los tres niños privilegiados son tres pastorcitos de siete, nueve y diez años. Jacinta es la de siete, Francisco el de nueve y la Mayor es Lucía con diez años. Los dos primeros son hermanos y Lucía es prima de aquellos. Los tres eran piadosos, muy devotos del Santo Rosario, tanto que el primer día de las apariciones- 13 de mayo- ya lo habían rezado, arrodillados sobre la hierba, cuando al medio día fueron sorprendidos por el primer relámpago, preludio de la Aparición que poco después se les presentó dialogando con ellos, diciéndoles de donde venía e invitándolos a acudir durante seis meses seguidos los días trece a la Cova de Iría, prometiendo revelarles muchas cosas y hacer un gran milagro el trece de octubre, así como decirles cual era su nombre.

Estos tres niños no sabían leer y eran ingenuos, como correspondía a su poca edad y a la sencillez de costumbres en que se criaban en el humilde barrio de Ajustrel  perteneciente a Fátima. Los dos hermanitos, Jacinta y Francisco murieron poco después en olor de santidad. El Papa Juan Pablo II los beatificó. Lucía vivió largos años como religiosa hasta su reciente fallecimiento colmada de años y de santidad.

La Virgen Santísima, en su sexta aparición, el 13 de octubre les comunicó a los niños su nombre:

“Soy Nuestra Señora del Rosario”, les dijo. “Yo he venido a exhortar a los fieles a que cambien de vida y no aflijan más con el pecado a Nuestro Señor, ya demasiado ofendido; a que recen el Santo Rosario y hagan penitencia por sus pecados.”

Confirma la Santísima Virgen esta manifestación con el estupendo milagro del sol girando vertiginosamente sobre sí mismo y amenazando desprenderse  del firmamento y caer sobre la aterrada muchedumbre que contemplaba sobrecogida el fenómeno, al mismo tiempo que veía cerca del disco solar a la Santísima Virgen con el Niño Jesús y San José. Durante el desarrollo del fenómeno se impresionaron varias fotografías que dan testimonio fehaciente de la veracidad del mismo.

La Virgen del Rosario dialogó con los niños en todas las apariciones. Les enseñó oraciones, les dio consejos, les instó a hacer penitencia y les confió un secreto, el secreto, especialmente a la mayor, Lucía, que habría de ser la encargada de revelarlo oportunamente. Esta oportunidad llegó en 1941. Sor Lucía de Jesús, religiosa Dorotea residente en Tuy, revelaba las dos primeras partes del secreto, reservándose la tercera; todo ello en conformidad con lo que el Señor le dio a entender con una voz clara el 17 de diciembre de 1927, día en el cual ella se dirigió a Jesús en el Santísimo Sacramento en demanda de luces para compaginar la obligación de guardar el secreto con los deseos que el confesor le manifestaba de que escribiese ciertas gracias recibidas de Dios y cuya manifestación implicaba la revelación del secreto. “El Señor, dice ella,  me contestó literalmente: Escribe, hija mía, escribe todo lo que se te mande. Escribe también todo lo que la Santísima Virgen te ha revelado en sus apariciones al hablar de ... Por lo que atañe a lo demás del secreto continúa callándolo.”

Primera parte del secreto.- Lo que es el infierno. La Virgen, en la segunda de las apariciones, el día 13 de junio, después de haber aconsejado a los niños que se sacrificasen por los pecadores y de que orasen por la conversión de éstos e hiciesen actos de reparación por las ofensas que reciben los Sagrados Corazones de Jesús y de María, abrió sus celestiales manos y proyectó sobre la tierra el resplandor que de ellas salía. Este resplandor luminoso penetró los abismos y a su claridad vieron Lucía y Jacinta: “y vimos como un mar de fuego y sumergidos en fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas trasparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio llevadas por las llamas  que de ellas mismas salían juntamente con  nubes de humo, cayendo para todos lados, así como el caer de las pavesas de los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían temblar de pavor.

Debió ser al contemplar esta escena cuando yo (habla la vidente Lucía) di el grito de dolor que dicen haber oído.

Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos pero trasparentes como negros carbones en brasa.

Asustadas y como para pedir socorro, levantamos la vista hacia la Virgen, la cual (hablan las videntes Lucía y Jacinta) nos dijo con bondad y tristeza:

Segunda parte del secreto.- Habéis visto el infierno adonde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas quiere Dios establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieren lo que os digo, se salvarán muchas almas y tendrán la paz. La guerra va a terminar; pero si no dejan de ofender a Dios empezará otra peor. Cuando veáis una noche alumbrada por una luz desconocida, sabed que es la señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de la persecución a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirlo vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendiesen a mi petición, Rusia se convertirá y habrá paz; sino, esparcirá sus errores por el mundo promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas... Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe. Esto no lo digáis a nadie. A Francisco si podéis decírselo.

La Virgen hemos visto como anuncia la terminación de la Gran guerra a las niñas. El anuncio se hacía el 13 de junio de 1917 y la Guerra Europea se terminaba de hecho el 9 de noviembre de 1918. La Virgen les dice a las niñas que, si la Humanidad se enmienda, Rusia se convertirá y no continuará siendo un peligro de perturbación para los pueblos; pero que en caso contrario Rusia esparcirá sus errores por el mundo y pondrá en conmoción a los pueblos sembrando la discordia entre los hermanos y provocando guerras desoladoras en diversos países.

De como se cumplió todo esto fueron una buena prueba Alemania con su revolución espartaquista primero y después con el Nazismo de Hitler, Hungría con el feroz ensayo de Bela-Kun, Italia con el fascismo, y en especial España con el espantoso genocidio cometido en la zona roja entre los años 1936-39.

La Gran Guerra, en vez de hacer entrar dentro de si a la generación que la padeció, parece que la enloqueció todavía  más. Los sufrimientos pasados despertaron una insaciable apetencia de placeres, los corazones, en lugar de volverse a Dios,  se apegaron más a la tierra; la fe, como consecuencia de estas aberraciones, se enfrió hasta tocar los bordes de la incredulidad; y todo ello trajo como corolario, además de las luchas sociales, la segunda guerra mundial, mucho peor que la primera, que la Virgen anunciaba de un modo condicional y a la cual acompañaría un largo cortejo de desgracias desde el martirio de muchos buenos y las persecuciones al Papado hasta el aniquilamiento de varias naciones.

La condición de la cual dependía la evitación de esta descomunal catástrofe, no se había cumplido.. y la guerra vino. La enmienda que la Virgen quería, no se produjo y a la impenitencia siguió ese terrible castigo.

Para consuelo nuestro tenemos que registrar que al lado de esta profecía condicional hay otra absoluta y, según ella, el Corazón Inmaculado de María triunfará. Rusia se convertirá al catolicismo y será concedido al mundo un período de paz. Tres acontecimientos que llenan nuestro ánimo de optimismo y de alegría haciendo abrirse nuestros corazones a las más lisonjeras esperanzas.

Por lo que se refiere a Portugal le anuncia la celestial Señora que jamás faltará en este pueblo la verdadera fe, con lo cual le viene a garantizar su fidelidad al Cristianismo hasta el fin de los siglos. El buen pueblo de Portugal conservará su fe frente a la corrupción de sus clases dirigentes, de sus políticos atrapados por las logias y a pesar de las persecuciones se mantiene fiel a sus creencias. Es la esperanza de los pueblos cristianos. No obstante la Virgen advierte a Portugal, a través de Jacinta, que por sus pecados está amenazado de un terrible cataclismo social, con una guerra devastadora, especialmente en Lisboa: “todos los que puedan huyan de ella”.

Respecto a España, la vidente Lucía escribía en 1943: “La conversión de Rusia se realizará si los obispos de España atienden a los deseos de nuestro señor y emprenden una verdadera reforma en el pueblo y en el clero, pero si no, Rusia será, una vez más, el castigo con que Dios los castigue”.

Pero para que se produzca la conversión de Rusia,- Gog-, según hemos visto anteriormente, es necesario que antes se cumpla lo dicho por la Virgen en la tercera parte del secreto. Veamos en qué consiste esta tercera parte.




Tercera parte del secreto.-


 Aseguró la Santísima Virgen: “Al final mi Corazón Inmaculado triunfará”, con la conversión de Rusia y un periodo de paz universal. Pero antes, y puesto que no hemos escuchado su petición de convertirnos, ¡Rusia propagará sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones resultarán aniquiladas...” A continuación dijo el famoso tercer secreto que no fue hecho público hasta el 26 de junio del año 2000 y que dice literalmente:

“Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de su excelencia reverendísima el señor obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía. Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un ángel con una espada de fuego en la mano izquierda, centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él, el ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, penitencia, penitencia!”.

Y vimos en una inmensa luz que es Dios: -algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él-, a un obispo vestido de blanco y –hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre-. También a otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran cruz de maderas toscas, como si fueran de alcornoque con corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de armas de fuego y flechas. Y del mismo modo murieron unos tras otros los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversa clases y posiciones.

Bajo los dos brazos de la cruz había dos ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios”.

Esta tercera parte del secreto es escalofriante si tenemos en cuenta que los avisos que ya se han cumplido lo han hecho de forma literal. Este secreto que debería haberse hecho público en 1960, bajo el pontificado de Juan XXIII, tardó en ser publicado por la Santa Sede 40 años en hacerse público, después que se negaran a publicarlo los Pontífices, además de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, de 33 días de Pontificado, y por último lo hizo público Juan Pablo II, el cual pensaba que había tenido cumplimiento la profecía cuando sufrió el atentado en la Plaza de San Pedro un trece de mayo. Por desgracia creemos que aun no se ha cumplido lo dicho en esta profecía y para ello nos basamos en lo que comunicó a sus cardenales el Santo Pontífice San Pío X, el cual en una audiencia en 1909 al Capítulo General de los Franciscanos tuvo de pronto su conocida visión, cuando exclamó:

 “Es terrible, el Papa tendrá que abandonar Roma, y pasar sobre los cadáveres de sus sacerdotes al salir del Vaticano” Otra versión añade: “Tendrá que ocultarse en algún sitio disfrazado, y después de un corto retiro sufrirá una muerte cruel”.

Vemos que es prácticamente igual a lo dicho por la Virgen en la tercera parte del Secreto de Fátima.

Juan de Roquetaillade, franciscano del siglo catorce, había predicho igualmente:

 “El Papa tendrá que huir de su Sede con sus Cardenales; gozará de cierto descanso donde nadie le reconocerá; esta aflicción sobrepasará a todo lo que ha soportado la Iglesia anteriormente.

La venerable Ana Catalina Emmerich tiene extensas visiones sobre  el futuro:

 “Vi a casi todos los obispos del mundo, pero solo un pequeño número sano. Me fue mostrado que no hay ya casi cristianos en el antiguo significado de la palabra. Como la Iglesia estaba ya en gran parte demolida, vi a los demoledores entrar en ella con la Bestia. Veo al Santo Padre en una gran angustia, habita un palacio distinto al anterior; temo que antes de morir tenga todavía mucho que sufrir; no puede fiarse más que de pocas personas. Le dije que no debía dejar Roma, que si lo hacía caería todo en la confusión”

 Además las profecías se han cumplido siempre de forma literal y aquí la Virgen dice que “atravesó una gran ciudad......, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran cruz fue muerto por un grupo de soldados..” Es decir atraviesa una gran ciudad  que está llena de cadáveres. En el atentado que sufrió Juan Pablo II, no atravesó ninguna ciudad llena de cadáveres, sino la Plaza de San Pedro llena de gente que le aclamaba. Después según la profecía sería asesinado por soldados y dice “fue muerto” no dice en absoluto que cae como muerto sino que fue muerto. Coincide lo dicho por la Virgen con la visión que tuvo San Pío X de forma casi literal, por lo que creemos que aún se encuentra pendiente de cumplimiento esta parte del secreto.

Creemos que en un futuro que no sabemos cuando ocurrirá, se producirá una invasión de Rusia y de los países islámicos (¿Siria, Irán?) en Europa. Que el ejército invasor llegará a Roma de donde huirá el Santo Padre, el cual tras ser detenido con posterioridad, probablemente cuando intente llegar a España, para refugiarse en ella, será capturado y asesinado por los soldados rojos.

En la actualidad hay un obispo vestido de blanco que es el Papa emérito Benedicto XVI recluido en un convento dentro del Vaticano ¿se refiere a esta persona la profecía de Fátima? En el Santuario de Torreciudad San Josemaría hizo que se habilitase una estancia "para el Papa" ¿ había visto el santo a Benedicto XVI refugiado en este Santuario? en tanto que el Papa Francisco era asesinado en Lyón tras ser detenido en Tarbes cuando también intentaba refugiarse en España. El tiempo aclarará estas dudas.

2 comentarios:

  1. Resen el Santo Rosario! No teman, Dios nos Ama. Confianza al Santo Padre porque el nos Ama y nos quiere Felices llenos de gozo perpetuo. Amen a su progimo a nosotros mismos y a nuestro Santo Padre. Viva Jesus de Nazareth y la Virgen Santisima Madre de Dios, el Espiritu Santo y nuestro Santo Padre asi como los Angeles y los Santos tambien! Los Amo a todos!

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  2. Por no atender el mensaje de Fátima, el mundo se destruirá. Jesús ha anunciado ya tres días de Tinieblas y un gran TERREMOTO de ocho horas de duración, al comienzo de una guerra nuclear: https://www.youtube.com/watch?v=u8lizj8jYJk&t=21s. Mensajes completos: https://viaamara.wixsite.com/josgar/post/tinieblas

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