sábado, 29 de septiembre de 2012

La Virgen de la Paz llora sangre en manos del obispo. CIVITAVECCHIA. 1995


En la diócesis mas pequeña de Italia (Civitavecchia), y la parroquia mas pequeña (San Agustín) de la diócesis, a una pequeña familia, al miembro mas pequeño de la familia, la Virgen visita. 

¿Cómo ocurrieron los hechos?:
El Padre Pablo, párroco nativo de España, le trajo a la familia una estatua de la Virgen de la Paz de Medjugorje. Es una pequeña estatua muy corriente, de esas que se venden a miles en las tiendecitas de Medjugorje. La familia la puso en el jardín.
El 2 de febrero, de 1995, cuando la familia se preparaba para ir a Misa, la niña más chica tardaba. De repente viene muy emocionada diciendo que la Virgen lloraba... sangre.  Los padres no lo creían y no podían comprender.  Pero al investigar vieron la sangre que corría por las mejillas de la estatua.
Enseguida la llevaron al párroco quién se quedó desconcertado. Conocía bien que la familia es digna de credibilidad pero los acontecimientos requerían mucha prudencia y objetividad. Podía ser la obra de un bromista que se aprovechaba de ésta buena familia.
La estatua fue sometida a varios estudios de laboratorio y no encontraron la razón de las lágrimas. Pudieron constatar que la sangre es de un ser humano. En algunas pruebas indica ser sangre de mujer, en otras de hombre. Todos los hombres de la familia fueron sometidos a prueba. La sangre no venía de ninguno de ellos.
La estatua es entregada al obispo, Monseñor Grillo, quién ya estaba preocupado porque la noticia del milagro se propagó por el mundo entero sin que ni el párroco, ni la familia le hiciesen propaganda. 
Un día, hablando de lo que ocurría con su propia familia, el obispo sacó la estatua y con asombro vio que comenzaba a llorar sangre en ese momento, ante sus propios ojos...
En el segundo aniversario de la lagrimación Monseñor Grillo dijo: - "Es un evento racionalmente inexplicable. Es claro que ha sucedido algo de irracional entre mis manos. Me haré matar pero repetiré siempre lo que vi. y lo que sucedió entre mis manos" 
En la actualidad la estatua se encuentra en la iglesia parroquial de San Agustín, en Pantano, cerca de la ciudad de Civitavecchia. No muestra rastros de la sangre, quizás porque la Virgen no quiere convertirse en un espectáculo para curiosos.  
La Virgen ha concedido muchas sanaciones milagrosas.
¿Por qué lloró la Virgen?  -Podemos pensar que la Virgen, siendo madre, llora por la condición de sus hijos en la tierra. Al ver como vamos a la deriva por el camino ancho.  La Madre ya no sabe que hacer para advertirnos, para atraernos, aunque sea con sus lágrimas para que tomemos en serio la seriedad que es la vida y la obediencia al Señor. 
Esto ocurrió 14 años después de la primera aparición de Medjugorje (de donde procede la estatua).  14 son las estaciones del Vía Crucis; 14 fueron las veces que esta estatua lloró. María, como corredentora, llora al pié de la cruz y manifiesta sus lágrimas a sus hijos.  Quién ama llora al ver la necesidad del amado.  Nadie, solo Dios, nos ama más que la Santísima Virgen Maria
Diócesis italiana reconoce milagro de imagen que lloró sangre hace 10 años
ROMA.-El diario italiano Corriere della Sera informó en su edición de este domingo que ha tenido acceso a un dossier con numerosos documentos inéditos que confirma como un “verdadero milagro” el caso de la llamada “Madonnina de Civitavecchia”, una imagen de la Virgen María que lloró sangre en catorce ocasiones hace diez años.
El editorial –escrito por el prestigioso periodista católico Vittorio Messori– explica que el dossier, que será publicado en los próximos días, ratifica que “en ese rincón de la tierra se ha verificado un evento que no tiene explicación humana y que remite al misterio de lo sobrenatural”.
Messori resalta el testimonio del Obispo de Civitavecchia, Mons. Girólamo Grilli, “que pasó del más radical escepticismo a la aceptación del enigma” cuando en la mañana del 15 de marzo de 1995, mientras tenía en sus manos la estatua, de los ojos de ésta comenzó a salir sangre, que alcanzó hasta el cuello de la figura.
El dossier incluye también la documentación de todas las investigaciones realizadas, así como el informe del experto mariano Stefano De Fiores, quien afirma que “aquí está la mano de Dios”.
El caso de la Madonnina de Civitavecchia –una ciudad ubicada a 70 kilómetros al norte de Roma– saltó a la luz el 2 de febrero de 1995, cuando Jessica Gregori, una niña de cinco años, notó lágrimas de sangre en la cara de la imagen de 43 centímetros que les había traído de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina) el párroco de la iglesia local de San Agustín, el Padre Pablo Martín.
El 10 de febrero de 1995 un análisis hecho por expertos del Policlínico Gemelli de Roma señaló que se trataba de sangre humana con caracteres masculinos. La estatua fue guardada en un armario del obispado y el 15 de marzo, cuando Mons. Grilli la sacó delante de otras tres personas, la estatua volvió a derramar sangre en sus manos. En total fueron catorce veces las que la Madonnina lloró.
La imagen de yeso fue confiscada por la magistratura durante varios meses en 1995 y a mediados de ese año, tras ser levantada la confiscación, fue colocada definitivamente en la iglesia de San Agustín.

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Hemos visto los avisos que Nuestro Señor envía a sus hijos a través de sus profetas, a través de sus santos y de sus almas santas invitando a los hombres a la conversión y a la penitencia. Ante la dureza del corazón de los hombres, el Señor, envía a su Madre Santísima para avisar a sus hijos del peligro que corren por ofenderle tan gravemente y no rectificar sus conductas ante los reiterados avisos. La Virgen Santísima, ante la contumacia de sus hijos, los hombres, ya no puede ni hablar, ya lo ha dicho todo, y se limita a llorar, al igual que cualquier madre angustiada al ver perderse a sus hijos, y llora con lágrimas humanas en Siracusa y al ver que sus hijos no se conmueven ante estas lágrimas, llora con lágrimas de sangre en Civitavecchia pues ya no puede sostener el brazo airado de su Hijo y teme, como buena madre, el castigo que sus hijos los hombres se han merecido. La Madre del Cielo enseña a las madres de la tierra el gran arma de las madres: las lágrimas. En esta época la Virgen parece pedir a las madres cristianas que como nuevas Santa Mónica, lloren por la salvación de sus hijos y lloren hasta que consigan su conversión y se salven antes que su perdición sea definitiva e irremediable.
En esta etapa de la Historia de Injusticia, el clamor de los pecados de la humanidad llega al cielo pidiendo al Altísimo justicia. La sangre derramada de millones de niños asesinados en el seno de sus madres, clama venganza y justicia del cielo. Las terribles desigualdades sociales exige justicia y reparación. La Madre ya no hace otra cosa que llorar y llora sangre. Pero la misericordia de Dios es infinita. Ha dado su vida por redimir al hombre y en su misericordia da al hombre una última oportunidad: que el hombre implore y se acoja a su infinita misericordia. La devoción a la Divina Misericordia la propagó la religiosa polaca  Santa Faustina Kowalska, canonizada por Juan Pablo II.

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